El derecho a lo torcido

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martes, 11 de agosto de 2009

El adulterio creativo

Una mujer, de familia acomodada, dijo haber sido víctima de un secuestro y de varias agresiones sexuales -todo ello resultó ser falso- para quedarse unos días más en Barcelona y no regresar al domicilio conyugal, sito en Guatemala. Es una simulación de delito, pero la morbosa situación mereció la pena a la falsa víctima, que había llegado a España para mantener un encuentro con un hombre al que, meses antes, había conocido a través de internet, el siempre peligroso internet.

El amor de verano tenía que acabar, pues su marido la esperaba en Guatemala y ella debía regresar a su país. Sin embargo, se resistió a volver a la rutina y
envió mensajes de texto al teléfono móvil de su marido en el que le explicaba su fingida y trágica historia. Según el relato, había sido retenida "en un lugar desconocido" y era obligada a mantener "relaciones sexuales" con su captor, que asimismo mantenía secuestradas a otras mujeres.

Sin embargo, el angustiado marido guatemalteco alertó a las autoridades, y el 28 de julio, la Embajada de Guatemala informó a las autoridades españolas del posible secuestro de una ciudadana que había aterrizado, sola, en Barcelona. La policía descubrió el paradero de la mujer, quien, al ser descubierta, dijo que había logrado escapar de sus captores.

Pero la pantomima no pudo mantenerse. En el hospital, los médicos no hallaron lesión alguna que explicara las supuestas violaciones. Y en comisaría, los agentes observaron contradicciones en su declaración.

Al final confesó que había mentido. Pero jugó su última carta: dijo que el hombre con el que había tenido el romance, el amante conocido en la red, le había robado unas joyas. Los agentes comprobaron que también eso era falso.

A veces los guiones de Hollywood se quedan cortos.

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