El derecho a lo torcido

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domingo, 31 de mayo de 2009

Sobre la liberalización de la energía y otras gaitas.

Recuerdo cuando se nos vendió con bombo y platillo la liberalización de la telefonía, pudiendo contratar con Tele2, Orange, Jazztel, Yacom o la operadora de turno nuestro acceso a internet y la misma línea de teléfono. Ofertas alucinantes (la letra pequeña decía luego que era sólo por dos meses) que se convertía por lo general en una travesía en el desierto y un reprocharnos a diario (nuestra conciencia, que es muy mala) la avaricia que nos había llevado a la perdición, puesto que lo más habitual es que nos quedásemos meses y meses sin internet y sin teléfono.

Telefónica nos respondía que no sabía nada, y que pecháramos con las consecuencias si habiamos cambiado de compañía (efectivamente, Telefónica es la más cara, pero la más fiable). La nueva operadora de turno respondía que no eran ellos responsables de las dilaciones, y todo correspondía a un mezquino sabotaje de quien ostentaba el monopolio y no quería soltarlo, alargando los trámites burocráticos hasta lo indescriptible. Conservo expedientes de varias personas que convencidas por los 20 megas de Jazztel no tuvieron ni teléfono ni internet durante más de un semestre, mientras que unos y otros se lavaban las manos para desesperación del cliente.

Y al final las ofertas son una gaita, no nos engañemos. Nuestro ADSL es de los más caros del espacio Schengen, y en parte es comprensible porque las infraestructuras siguen siendo de Telefónica, que cobra (y cobra bien) a los nuevos operadores, que no pueden abaratar un precio que para ellos ya va subido. Que hasta hace un par de años nos cobrasen los advenedizos 8 euros por lo que Telefónica pedía 10, es una triste guasa, desde el punto de vista del fáctico monopolio. A nosotros no nos sobra el dinero, pero por un escaso margen nadie se aventura a quedarse sin teléfono ni internet varios meses.

La liberalización ha traído comportamientos injustos. Telefónica sabe de la infidelidad de los clientes y no le resulta rentable acometer nuevas infraestructuras para que a los dos meses del alta se cambien a Yacom y se chupe ella el gasto. Por eso existen puntos negros en los que no es posible contratar a causa de la saturación de las acometidas y cajas de pares (y amplíar las infraestructuras metiendo nuevas canalizaciones y zanjas tiene un coste muy elevado que no compensa). Un técnico buen amigo de esta zona me dijo directamente que no tenían presupuesto para eso, y que costease las nuevas infraestructuras Orange o Tele2.

En consecuencia, la liberalización ha traído también el efecto perverso del voraz capitalismo. Me piden nuevas altas en la calle tal, donde todo está masificado. Pues que esperen a que alguien se dé de baja, o que sea otra compañía la que asuma un gasto a todas luces antieconómico. ¿Vas a levantar toda la calle para meter nuevas acometidas y que se te den de alta cuatro personas que probablemente el año que viene estén con otras operadoras? Gastas tú el dinero, y luego esas infraestructuras las aprovecha de inmediato Yacom o el que venga primero, que al carro de cobrar todos nos apuntamos.

No hablemos ya de las infraestructuras necesarias para llegar a urbanizaciones de la periferia de las ciudades. Quienes como yo hayan hecho sus pinitos en la promoción inmobiliaria saben de lo que se habla.

Ahora nos llega la gaita de la liberalización de la energía, y yo me pregunto si no nos ocurrirá en parte como con la telefonía, o sea, que si hay que poner un transformador nuevo que se ajuste a la mayor potencia de nuevos clientes, no dirán que lo ponga el maestro armero, que en este caso es la competencia.

La mayoría de los hogares españoles han recibido o recibirán en los próximos días una carta de su compañía eléctrica informándoles de que, a partir del próximo 1 de julio, se liberalizará el mercado y tendremos capacidad para elegir con qué compañía queremos contratar el suministro de la luz y la tarifa que escogemos. Dicha misiva contiene un listado de empresas comercializadoras y se especifica cuáles de ellas ofrecerán tarifas reguladas y cuáles operaran en el mercado libre.

¿Cuál escoger? Pues no lo sabemos, puesto que las compañías que operan en el mercado libre no han hecho pública la tarifa que ofertarán por kilovatio/hora, así que elegimos a ciegas.

Las compañías que ya ofrecen sus propias tarifas (Endesa, Hidrocantábrico, Naturgas, Nexus y Unión Fenosa) tan sólo trabajan con un 2% de descuento con respecto al coste por kilovatio de la tarifa regulada por el Gobierno, o sea, la misma gaita de siempre: liberalización aparente y los precios de toda la vida.

Según las estimaciones de FACUA, el ahorro no superará el 2%, alrededor de 70 céntimos menos al mes, lo que no es para saltar de alegría.

Sin embargo, y aquí está el problema, se aventura una subida de las tarifas reguladas. FACUA sospecha que a partir de julio el Gobierno podría aplicar un abultado incremento para tratar de forzar un trasvase de los consumidores al mercado libre, y así, las comercializadoras podrían seguir manteniendo los precios actuales. Y, de cara al usuario, estarían ofreciendo tarifas más competitivas que las marcadas por el Gobierno.

De verguenza. ¿Porqué no nos quedamos como estamos? Porque así las cosas, es un "espérate a que te suba el precio, ahora te liberalizo, y al final te quedas como estabas, pero con la satisfacción de que puedes elegir". Pagas lo mismo, pero ahora tienes derecho a elegir.

Yo quiero elegir otros políticos, que me los han cambiado.

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